LA HORA Tómame ahora que aún es temprano y que llevo dalias nuevas en la mano. Tómame ahora que aún es sombría esta taciturna cabellera mía. Ahora, que tengo la carne olorosa, y los ojos limpios y la piel de rosa. Ahora, que calza mi planta ligera la sandalia viva de la primavera. Ahora, que en mis labios repica la risa como la campana sacudida a prisa. Después... ¡ah, yo sé que ya nada de eso más tarde tendré! Que entonces inútil será tu deseo como ofrenda puesta sobre un mausoleo. ¡Tómame ahora que aún es temprano y que tengo rica de nardos la mano! Hoy, y no más tarde. Antes que anochezca y se vuelva mustia la corola fresca. Hoy, y no mañana. Oh, amante, ¿no ves que la enredadera crecerá ciprés?